Las cosas no volverán a ser como antes. El ingreso a Palacio, en tres ocasiones, del narcotraficante Job, miembro de las estructuras mafiosas heredadas del Cartel de Medellín de Pablo Escobar, es un hecho inaceptable e injustificable. No es asunto de moralismos, pero si de pudor, respeto por la historia y de dignidad institucional. El significado de entrar a un mafioso de este calibre, por la puerta de atrás a la institución más representativa de los colombianos, me desconsuela y entristece. No es un hecho aislado. Esa misma mafia de antiguo cartel de Medellín merodea impunemente por la Comisión Nacional de Televisión. El tenebroso bandido Guillo Ángel, del cartel de Medellín y uno de los doce del patíbulo, de la mano de su hermano Juan Gonzalo Ángel, influyen en la Comisión. Salvo la digna Presidenta Hoyos Turbay y Ricardo Galán, todos los comisionados han tenido algún vínculo formal o informal con estos hermanos, amigos de Jose Obdulio Gaviria. Este último, se jacta en privado de su influencia en esa comisión, que tiene en sus manos la prórroga de los canales privados y la adjudicación del tercer canal. Entre estos comisionados, uno en particular, Fernando Álvarez, no esconde su cercanía con Pablo Escobar.
En esta película, no podemos obviar a Carlos Náder, otro tenebroso bandido capturado en Estados Unidos por narcotraficante y amigo de Pablo Escobar. El país exige explicaciones.
Los Parafiscales. En mis planteamientos de campaña al Senado, propuse revisar la destinación de los cuatro puntos de parafiscales que van a las cajas de compensación familiar. Este impuesto a la nómina, convierte a Colombia en el tercer país de América Latina más caro a la hora de emplear. Como lo expusieron Alejandro Gaviria y Alberto Carrasquilla en un foro organizado por la Senadora Gina Parody, se trata de un poderoso freno a la creación de empleo y a la formalización del existente. En pleno crecimiento del 8%, no logramos romper la barrera del 11% de desempleo y las últimas cifras muestran un inquietante rebote al 12,4%. Esto indica que existen frenos estructurales a la creación de empleo formal, y uno son los parafiscales. En el Congreso es necesario revisar esta figura creada en los años 50 para compensar la ausencia en ese entonces de salud, pensiones y recreación para los asalariados, y fiscalizar el alcance social de una formidable renta que solo favorece parcialmente a la elite de afortunados con un empleo formal.
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